Rara vez se topa uno con una secuela que haga tantísima gala de haber aprendido de los errores de la entrega anterior como The Surge 2. El concepto, en esencia, es el mismo: "el Dark Souls de los robots" propone un combate rápido, con un riesgo muy alto y castigos nada benévolos ante nuestros errores, que nos incentiva a pensarlo muy bien antes de encarar cualquier batalla y en el que si morimos, perderemos todos los puntos de experiencia - chatarra, en este caso, que se usa para subir de nivel y mejorar equipamiento - que hayamos acumulado en el proceso.
Pero The Surge 2 sabe que ser un clon de la saga de From Software no es suficiente; y si la primera entrega ya intentaba - con éxito irregular, eso sí - dar un giro de tuerca sobre las premisas ya establecidas del género, la secuela decide doblar sus apuestas, tanto en lo narrativo como en lo mecánico.
El contexto es un tanto similar al que ya conocíamos: esto es, un mundo postapocalíptico en el que las máquinas han sustituido la fuerza de trabajo de los humanos y el metal, la chatarra, es ahora la moneda de cambio que hace falta dominar. Al fin y al cabo, los humanos sin un exoesqueleto no pueden competir con las fuerzas tecnológicas que priman en la sociedad. A este panorama se añade aquí un elemento nuevo: la existencia de una enfermedad, un virus que está infectando a los humanos de alguna manera, y que amenaza con destruir la raza humana. Lo que era un contexto futurista desolador, sin más, toma aquí un giro un poco más oscuro, más asfixiante: las amenazas no sólo son las máquinas, y el poder que la tecnología sin control da a las personas, sino que también está, en cierta medida, dentro de nuestros propios cuerpos. La ambientación es en general más oscura, y aunque en las horas jugadas solo hemos encontrado pinceladas de esta nueva historia, no cabe duda de que se desarrollará más adelante a partir de las ahora más abundantes opciones de conversación y personajes no jugables.
from Eurogamer.es https://ift.tt/2SnEaaF
0 comentarios:
Publicar un comentario