Análisis de South Park: Retaguardia en Peligro

Hace ya unos cuantos años que tuve ocasión de ver "Be Kind Rewind", y rápidamente la pequeña obra maestra de Michel Gondry se convirtió en una de mis películas favoritas. Para el que no tenga el gusto la cosa iba de superhéroes, y más concretamente de una pareja de ellos: Mos Def, rapero reconvertido a actor (otro más) y encargado en la ficción del sobradamente superheroico papel de mantener a flote un videoclub de toda la vida, y de su amigo Jack Black, un cantamañanas conspiranoico que tras sufrir un accidente intentando sabotear unas antenas de alta tensión sufre un ligero traspiés y queda magnetizado de por vida. Así arranca una comedia sobresaliente y sobre todo un manantial de creatividad y buenas ideas concentradas precisamente en torno al cine, a su legado en la cultura popular y a su manifestación física en esas pequeñas bobinas de cinta magnética que no se llevan demasiado bien con las habilidades de un Magneto de los suburbios. Con sus poderes fuera de control y todo el catálogo de la tienda arruinado, a la pareja no le queda otra que hacerse con una cámara de vídeo doméstico y reproducir una a una, en su mismo patio trasero y con un descacharrante despliegue de efectos especiales caseros, todos los hitos del cine palomitero de las últimas décadas: hay una versión demencial de Hora Punta en la que Black hace de Jackie Chan, hay un Robocop de cartón y papel de plata y al final lo que realmente te atrapa en la butaca tiene menos que ver con el argumento en sí y más con como se las habrán ingeniado para reproducir Los Cazafantasmas.

Retaguardia en Peligro propone exactamente el mismo juego, y subrayo bien fuerte la palabra juego porque creo que esa es la clave. La película de Gondry se hacía querer porque en esencia hablaba de un par de chavales jugando a las películas, y pese a ceñirse a un género en concreto (las franquicias de superhéroes) este South Park se basa en los mismos principios, esto es, en el papel de plata, en las cajas de pizza vacías que unidas dan forma a un dragón y en los montones de piezas de lego rojas desparramadas frente a la puerta de casa que a todos los efectos funcionan como un imponente foso de lava. Es una simbología nueva, o al menos unas más que merecidas vacaciones frente al aburrido fotorrealismo; también es un apasionado canto a lo cutre, sin duda, pero sería un error quedarse en la superficie. South Park lo resuelve todo, siempre lo ha hecho, con cuatro cartulinas mal puestas e imaginación a manos llenas, y trasladar ese tipo de soluciones a su propio mundo, al juego que juegan los niños, no solo resulta meta en su manera de referenciar el estilo visual de la serie.

Porque la clave, como decía, es que los niños saben que están jugando. En que las piezas de lego lo son también para ellos, pero las reglas son las reglas y tendrán que pasar un buen número de horas hasta que descubramos como retirarlas para continuar. Nadie se plantea apartarlas sin más ni más porque en su imaginación la lava quema de manera dolorosamente real, y siguiendo las bases que sentó Obsidian el propio tejido del sistema de turnos que articula el combate es objeto de las mismas chuflas y a la vez se respeta de manera reverencial: si tardamos en decidirnos por un movimiento en concreto nuestro objetivo se impacientará y hará un montón de chistes sobre el asunto sin moverse un centímetro del sitio, y tanto si peleamos contra otros críos como si toca enfrentarse a rednecks, traficantes de metanfetaminas o a las horas de inmigrantes mal pagados de Butters todo el mundo se aparta ordenadamente de la carretera cuando pasa un coche para volver después a su posición original. Está feo citarse a uno mismo, pero intentando desmigar el tipo de comedia que vertebraba el descacharrante Thimbleweed Park recuerdo haber hablado de complicidad con el jugador, y de reglas inquebrantables que limitan el alcance de todo el universo y que solo conocemos nosotros y los propios protagonistas. Retaguardia en Peligro es ese tipo de material, y por eso es endiabladamente divertido.

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