Es lo que habíamos esperado durante mucho tiempo. De hecho, cuando la PlayStation 4 Pro todavía se conocía como Neo, Dark Souls III y Bloodborne ya eran dos de los títulos más deseados dentro de la lista de posibles parches para la nueva y potente consola de Sony. Meses más tarde From Software por fin ha actualizado el juego para aprovechar PlayStation 4 Pro como parte de la nueva versión 1.11. En ella se prometen "mejoras en el frame-rate", pero... ¿hasta qué punto cumple con ello?
Para empezar, vale la pena fijarse en la elección de palabras de los desarrolladores. No se habla de 60FPS, o de un objetivo claro a la hora de utilizar el hardware de Pro. En segundo lugar, tampoco se menciona ningún otro tipo de mejora, ya se en la resolución o en la calidad gráfica. Basándonos en nuestros análisis de la versión de PC, las mejoras en el código existente serían escasas, porque en el lanzamiento la versión para PlayStation 4 tan solo se quedaba por detrás en lo que respecta a la calidad de las sombras y el motion blur, y este segundo apartado ya se mejoró anteriormente para igualarlo al PC.
Siendo así, lo que obtenemos es exactamente lo que prometen las notas del parche, ni más ni menos. El frame-rate sí aumenta de los 30FPS que tenía en PlayStation 4 a algo que, de media, se sitúa alrededor de los 45FPS. En zonas muy constreñidas, o cuando miras al cielo, sí es posible que se llegue al máximo teórico de 60FPS (el juego utiliza sincronización vertical, con lo cual no puede subir de esa cifra), pero cuando juegas no se alcanza casi nunca. Resumiendo, lo que ha hecho From Software con PlayStation 4 Pro es retirar el limitador de frame-rate y dejar que el juego corra libre hasta encontrar cualquier cuello de botella, ya sea en la CPU, en la GPU, en el ancho de banda de la memoria o incluso en el del almacenamiento.
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