Era inevitable que, al enfrentarme a un juego que incluye a la Muerte -el ente, no el concepto- como secundario caricaturizado y humorístico, me fuese a acordar de Terry Pratchett y su inmortal (pun intended) representación de la misma. En uno de sus libros más celebrados, "El Segador", dicho personaje lanzaba una frase especialmente representativa no solo de la obra que nos ocupa, sino también de la vida misma: "Los vivos eran los que no se daban cuenta de que sucedían cosas extrañas y maravillosas, porque la vida estaba demasiado llena de cosas aburridas y mundanas". Un mensaje que conecta a la perfección con lo que la labor de Penny, protagonista de Flipping Death y recién incorporada por accidente al mercado laboral del más allá, muestra tanto del mundo de los vivos como del mundo de los muertos: situaciones surrealistas cargadas de humor, parodia e ironía; pero también con varias decisiones cuestionables que lastran el conjunto final.
La historia del nuevo juego de Zoink, que venían de sorprender para bien con el no lo bastante popular Stick it to the Man!, sitúa una clara conexión entre la vida y la muerte (Eros y Thanatos, por usar la nomenclatura freudiana), dividida mediante barreras espaciales inimaginables para la mente de los vivos. Un vínculo que, gracias a las sobrenaturales habilidades que hemos heredado de la Parca original después de fallecer, podemos recorrer con el fin de resolver los distintos problemas que se nos van presentando en el inframundo, a modo de aventura gráfica pero sin el desarrollo point-and-click que se le suele asociar. Son pequeños fragmentos de historia, todos ellos ligados a variopintos personajes, que debemos atender para poder continuar con el misterio principal de qué demonios ha pasado con nuestro cuerpo y cómo podemos volver a la vida.
El guión, firmado por Ryan North -de quien podemos ver su trabajo en numerosos tebeos de Hora de Aventuras, por no hablar de la imprescindible serie de La Chica Ardilla-, es seguramente su punto más fuerte, no tanto porque lo que se nos cuente sea rompedor sino por lo genuinamente gracioso de los diálogos entre Penny y los distintos personajes que encontramos en nuestra aventura. Al igual que sucedía en su anterior obra, la cual podemos ver claramente como fuente de inspiración para esta, podemos leer la mente de todos aquellos seres que poseemos, y es en esos momentos donde el juego se desata el corsé y comienza un festival de paridas fantástico para los que estamos observando desde el otro lado, demostrando un sentido del humor como pocas veces estamos acostumbrados a ver en el medio.
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