Los ocasos de una generación de consolas son los que más alegrías jugables dan a los jugadores, y llevamos dos años en racha. Pero claro, ya se divisan las primeras luces de las próximas sobremesas y eso significa el amanecer de la novena generación.
Mientras Switch celebra sus dos años, se puede decir que la presentación de Stadia, la plataforma de juego en nube de Google, ha supuesto a muchos niveles el primero de los movimientos de cara a lo que está por venir. De hecho, tanto Microsoft como Sony ya tienen puesta la mira en sus futuras sobremesas y llevan meses preparando el terreno.
Por no hablar de la Mad Box, la consola de Slightly Mad Studios a cuatro años vista que promete adelantar por la izquierda en cuestión de hardware al resto de sobremesas. Paradójicamente, es la única que ha mostrado su diseño.
Para Sony, la PS4 está al final de su ciclo y su prioridad está en la siguiente PlayStation y cómo arroparla de cara a su salida. Sin embargo, la primera en hablar sin florituras de su next gen fue Microsoft, quien durante el pasado E3 ya adelantó la llegada de Scarlett. Aunque no mucho más.
Aunque claro, pese a que no tenemos un nombre oficial o un logotipo, si tenemos la visión de lo que Microsoft quiere seguir ofreciendo a través de la marca Xbox:
- Acceso a juegos de todas sus generaciones anteriores a través del Game Pass
- poder disfrutar de sus servicios en cualquier dispositivo (y consola) a través de Xbox Live.
- Una apuesta de vanguardia por el juego en nube.
Desde luego, sobre el papel no pinta mal y lo mejor es que al menos dos de esas ideas ya son una realidad. Y eso es algo esencial, si tenemos en cuenta que el salto de la séptima a la octava generación de consolas a sido más conservador de lo deseado.
Llegados a este punto, y durante los casi seis años que hemos disfrutado de esta generación, se podría decir que tenemos claro lo que queremos ver, lo que nos interesa que se quede atrás y lo que no pasó el corte (desde Kinect hasta el led y el botón táctil del Dualshock 4).
No te podemos garantizar que las próximas consolas ofrecerán un lector de discos (las copias físicas podrían venir en tarjetas SD, por ejemplo) pero estamos de acuerdo en que lo que verás a continuación será cruciales para que las nuevas consolas arranquen bien y se mantenga todavía mejor que unas PS4 y Xbox One que necesitaron una actualización a media generación.
No obstante, y como verás justo abajo, mirar hacia el futuro no implica dejar atrás el legado.
Retrocompatibilidad. Al menos, en digital
He perdido la cuenta del dinero que me he dejado en juegos esta generación. De hecho, lo que tengo reservado en Amazon de cara a este año ya abruma. Sin embargo, no se trata de una cuestión meramente económica, sino de la primera prueba de fuego del concepto de juego como servicio.
Hay casos en cuestión de experiencias single player como God of War, Dragon Quest XI, Shadow of The Colossus, Resident Evil 2 o The Witcher III que son atemporales y merecen llegar de un modo u otro a la próximas sobremesas, aunque el caso al que nos referimos es un poco más concreto.
Además de los juegos de Switch, juego habitualmente a Dragon Ball FighterZ, Street Fighter V, Overwatch y espero dar el salto a un The Division 2 al que que exigirá ingentes cantidades de horas online. Y reconozco que no invierto el tiempo que me gustaría a Monster Hunter World o Red Dead Redemption 2. Todos repartidos entre Xbox One y PS4. La primera consola que me garantice que podré continuar mis partidas en la mayoría de los anteriores me tiene en el bolsillo.
No pondría la mano en el fuego por el hecho de seguir viendo lectores de discos, pero es posible ofrecer retrocompatibilidad a través de software. Microsoft lo ha demostrado y Sony está preparada para ello. Porque ningún catálogo de lanzamiento podría competir con ofrecer las joyas de la pasada generación. Al menos, por las que ya hemos pagado.
Crossplay. No como excepción, sino como norma
Microsoft y Nintendo están por la labor. Google está preparada y hay pocas barreras que le puedas poner a un PC. Y si Sony pone de su parte y EA Sports da el visto bueno, dará igual en qué consola compres la próxima entrega de FIFA: podrás jugar con y contra todos los jugadores del mundo, y eso supondrá un paso de gigante.
El cross-play es un proceso tan sencillo que varios desarrolladores han reconocido que habilitarlo es poco más que un trámite. Sin embargo, si empezamos la nueva generación, no estará ofrecer una infrastructura -online y a través de hardware- que saque provecho de ello.
Porque en un tiempo en el que todos podrán jugar con todos, aquellos que ofrezcan una mejor conexión y fiabilidad serán los que se lleven el gato al agua. Sobre todo cuando a la mayoría de las desarrolladoras les conviene de cara a mantener una única comunidad de jugadores activa frente a tenerla diversificada.
Pónmelo fácil a la hora de compartir mis jugadas y el state-share
Comenzar a emitir en Twitch desde PS4 o Xbox no es demasiado complicado, pero hay que admitir que se podría hacer bastante mejor. Sobre todo cuando cada vez es más común que los jugadores hagan uso de esa función.
Una interfaz replanteada y un sistema que dé facilidades a la hora de compartir nuestras partidas con una calidad de vídeo y audio acordes a lo que se espera, así como capturas o el mero hecho de generar o integrarnos a una comunidad obedece a una demanda real que hasta ahora ha estado en manos de programas de terceros y capturadoras de vídeo. Y no debería ser así.
Eso es lo esencial, desde luego, aunque -puestos a pedir- tampoco estaría de más implementar un sistema de state-share como el presentado en la Keynote de Google: poder desglosar y compartir información concreta de nuestras partidas para que otros den continuidad a nuestros progresos o se enfrenten a desafíos y experiencias creadas por los propios jugadores. Una verdadera revolución .
Convénceme de que tú eres el verdadero Netflix de los videojuegos
Plataformas de Video On Demand hay muchas, pero Netflix es el referente. Y ojo, a lo largo de la próxima generación de consolas se decidirá cuál es el servicio con acceso a juegos que le hace la réplica al gigante del streaming.
En la actualidad, todas las sobremesas ofrecen su propio servicio de suscripción con acceso a un catálogo de juegos propios. Incluida la Switch con su colección de clásicos de NES. Es más, a día de hoy Microsoft ofrece dos servicios: Xbox Game Pass y EA Access. Aunque quizás la clave está en la rumoreada opción de llevarte el Game Pass a cualquier otra consola, o puede que ofrecer más y mejores exclusividades frente al resto de sistemas.
Sin embargo, lo que te podemos adelantar es que aquél que ofrezca un mejor equilibrio entre calidad, cantidad y precio será el que acabe imponiéndose en este formato. Y los exclusivos puntúan doble. Por eso Microsoft se está poniendo las pilas.
Juego remoto dónde queramos, con y sin Wi-fi
Hasta ahora es posible disfrutar de nuestros juegos más allá de la televisión en la que tenemos conectada la consola. Switch apuesta por la portabilidad, mientras que Xbox lo hace posible con la App de Xbox instalada en los equipos con Windows 10. Por su parte, la aplicación de PlayStation para PC y Mac nos permite jugar a Horizon: Zero Dawn en escritorios.
Ahora bien: ¿es posible jugar desde un equipo o dispositivo que no esté vinculado a la misma red de Wi-Fi que nuestra consola? La respuesta es un sí, en teoría: Steam ha habilitado el juego remoto de modo que mediante la app de Steam Link podemos reproducir en cualquier dispositivo smart compatible lo que se ejecuta en nuestro PC.
Uno de los mantras que más se está repitiendo a lo largo de este amanecer de la próxima generación es que sea posible llevar nuestros juegos dónde queramos para jugar cuándo queramos, y esta podría ser una de las piezas clave para hacerlo absolutamente palpable. Es más, sería el complemento perfecto a un servicio de suscripción sugerente.
Preparado para el juego en nube.
Xbox One inició la octava generación hablando del poder de la nube, aunque no será hasta este año donde podremos comprobar su verdadera fuerza con Project xCloud. En este aspecto, la apuesta de Microsoft no es muy diferente de la de Google o Electronic Arts, pero el paso es tener una fuerte infraestructura detrás.
Se rumorea que Microsoft ofrecerá un sistema dedicado únicamente al juego en nube. Una solución económica que puede ser un verdadero atractivo para muchos usuarios y que no rivaliza con el hecho de ofrecer una sobremesa tradicional. Sin embargo, los problemas y las incertidumbres están ahí:
- ¿Como la latencia a mi experiencia de juego?
- ¿Cuantos Gigas me costará jugar a Assassin’s Creed fuera de casa desde el móvil?
- ¿Es posible jugar a Mortal Kombat 11 a nivel competitivo y sin tirones?
- Y lo más importante: ¿estamos nosotros preparados para disfrutarlo en propiedad?
Si tenemos en cuenta que Assassin’s Creed Odyssey y Resident Evil 7 se juegan en Switch a través de servicios de nube en Japón desde el año pasado, podemos ver que el hardware no es un obstaculo, por lo que lo que el avance que esperamos no gira en torno a los componente de la consola, sino a la calidad del servicio online. Uno que siempre puede añadir pequeños y grandes márgenes de mejora.
Nuevos modelos sí, pero nada de saltos inter-generacionales
Que en el futuro saldrán versiones slim de las consolas es algo con lo que contamos siempre. Incluso la Mega Drive o la Master System de SEGA fueron rediseñadas con alguna mejora extra. Pero que se hiciera un salto inter-gerenacional en PS4 y Xbox One fue algo muy feo.
Desde un downgrade de The WItcher III que se achacó al lastre que suponían los sistemas de sobremesa hasta la carrera a contrarreloj por llegar a una resolución de 4K que resultó ser la excepción y no la norma. Y ojo, que las olimpiadas de Japón del año 2020 serán emitidas en 8K.
Soy libre de apostar por una consola desde el lanzamiento o esperarme a una rebaja o promoción que se ajuste a mis necesidades y mi capacidad económica. Y, como detallamos más arriba, el catálogo de lanzamiento y la posibilidad de jugar a los títulos de las generaciones anteriores cuenta.
Pero si se va a apostar por ofrecer nuevo hardware, que sea con vistas a lo que está por venir de cara a los próximos cuatro años. Si no, podemos esperar uno o dos años más tal y como estamos.
No te olvides del jugador offline
Como he comentado en numerosas ocasiones, Switch se ha convertido en la nueva causa y excusa de mis reuniones hogareñas. Jugar a Super Mario Party, Just Dance, Overcooked 2 o New Super Mario Bros. U Deluxe a cuatro es una experiencia que no me canso de recomendar. Y que rara vez disfruto en PS4 y Xbox.
Sí, a la hora de jugar a Street Fighter V o FIFA 19 compartimos sofás. Pero estoy seguro de que recuperar las alegrías de las consolas a cuatro puertos de mando como la N64, la DreamCast o la GameCube con mandos inalámbricos podrían ser la puerta de entrada para nuevos usuarios que quieren divertirse más allá de los juegos convencionales.
En este repaso hemos hablado mucho de cómo hacer que la experiencia de juego gire en torno a nosotros y de cómo sustituir la dependencia a los cables (streaming) y discos duros (juego en nube) por una dependencia todavía mayor a la calidad de nuestra conexión. Pero sería un error que el precio a pagar sea dejar de compartir pantalla, aventuras y diversión.
¿Online gratis? Dame un precio y un servicio premium y te aseguro que pago
Estamos en 2019 y tenemos asumido que para jugar online desde sobremesas es necesario contratar un servicio de suscripción. Un trámite y a la vez una garantía -que no siempre se cumple- de que tendremos una experiencia de juego que no nos costará un disgusto en el momento clave de la partida.
Está claro que este tipo de servicios necesitan un mantenimiento y un control de calidad. Sin embargo, ¿son suficientes los incentivos que nos ofrecen a cambio de la cuota mensual? Me refiero a reclamos en forma de juegos que podremos disfrutar mientras estemos suscritos y ofertas y promociones exclusivas.
¿Una solución? Integra servicios o funcionalidades extra. Una versión light del Game Pass o PS Now, recompensa mis meses de fidelidad con contenidos añadidos o añade algún extra como acceso a Netflix, el archivo musical de Sony Music o una mejora de mi suscripción a Office 365. Estoy abierto a sugerencias.
Ofréceme un precio competitivo que me haga early adopter
Lo que ves arriba fue la carta de presentación de PlayStation en el E3 de 1995, justo el día después de que Saturn mostrara sus cartas: la primera consola de Sony salía a la venta yendo a por todas y costando 100 dólares menos. Y, ademitamoslo, con XBox One la historia no fue muy diferente.
Sé lo que quiero de la próxima generación de consolas y se puede entrever por dónde irán los tiros en cuanto a sus prestaciones, pero si quieren que me lleve una consola con la pegatina de Day One Edition tendrán que estar muy finos en el precio, o ofrecer hardware que sepa que seguiré disfrutando durante a seis años vista.
Porque si Microsoft, Sony y quienes se suban al carro quieren que haya early adopters realmente ilusionados con la próxima generación de consolas, tendrán que evitar tropezar con todas las piedras con las que se encontraron en la actual. Y han sido bastantes.
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