Ha llegado sin hacer mucho ruido, pero desde ayer se encuentra disponible la primera expansión de Trials Rising para Nintendo Switch, PC, PS4 y Xbox One. Su nombre es Sixty-Six y se puede comprar de manera independiente (sin necesitar el juego original) o bien dentro del pase de temporada.
No han pasado ni dos meses desde que se lanzó Trials Rising, por lo que este DLC no va a suponer ninguna revolución de planteamiento. Ahora bien, puede ser idóneo para paliar un problema del juego base en relación al progreso del modo Carrera y también para rememorar un minijuego muy recordado del genial Trials HD. Sí, el de la bola de hierro gigante.
Dos minijuegos de habilidad con atractivo
En realidad se podría decir que lo único verdaderamente bueno de este DLC son sus dos juegos de habilidad adicionales, porque en cuanto a las 24 pistas nuevas del modo Carrera (divididas en dos ligas bastante asequibles y donde acabaremos desbloqueando tan solo dos pistas extremas) no habrá nada que no viésemos en otros Trials, por muy espectaculares que sean.
Trials Rising: Sixty-Six se centra única y exclusivamente en la mítica ruta 66, por lo que todas las pistas tendrán lugar únicamente por Estados Unidos. Eso sí, no todos serán circuitos en exteriores ni fuera de las ciudades, porque visitaremos la ciudad del viento (Chicago) e incluso nos adentraremos en cuevas en busca de ardillas. En este sentido, me han encantado las nuevas formas de encontrar estos secretos que tanta rejugabilidad le da a las pistas.
Los circuitos, de por sí, ni son numerosos ni complejos (insistimos), por lo que los podremos completar sin dificultad, salvando alguno muy puntal (como uno donde estaremos casi todo el trayecto en llamas), en una tarde. Pero no se puede negar el atractivo de estas pistas siguiendo la ruta 66.
De todas formas, por muy impactantes o coloridos que resulten sus nuevos trazados (con unos pocos que reciclan partes de otros para hacerlos más complicados, también hay que decirlo), donde más divierte es cuando nos adentramos en los juegos de habilidad, tanto por recordar el de la enorme bola de hierro del Trials HD, que sigue teniendo mucha miga, como por cómo nos pone a prueba con el otro desafío, el que nos enfrenta a diversas máquinas que tendremos que superar sin que nos "maten". Máquinas de formas totalmente diferentes y con el único propósito de hacer que fallemos por culpa de la forma en que se mueven. Sí, de maneras muy puñeteras.
Otros temas a considerar en el liviano Sixty-Six
"La madre de las carreteras" sí que puede resultar algo a tener en cuenta si nos echa para atrás el farmeo del modo Carrera para desbloquear cada uno de los estadios, con requisitos que cada vez son más ridículamente altos y que nos obligarán a repetir una y otra vez las pistas (y completar hasta los contratos más complejos) hasta que podamos acceder a ellas. El único defecto de peso que le encontramos a Trials Rising, de hecho. Porque obtener el rango A en la universidad de Trials no es nada sencillo.
¿Y por qué decimos que Sixty-Six puede tenerse en cuenta por eso? Porque debido a que son 24 pistas y viene acompañado de tantos contratos, es una buena forma de obtener mucha experiencia y subir varios niveles para que no sea tan tediosa la tarea de subir tantos niveles en el modo Carrera.
Por otra parte, no se puede olvidar que se incluye el pase de temporada dentro de la edición física de Trials Rising (Gold Edition, por 34,90 euros), que sale mucho más a cuenta que gastarse casi 40 euros en digital por todo el lote. O también está la opción de comprar únicamente Sixty-Six por 8 euros sin necesidad de contar con el juego base de Trials Rising al ser una expansión independiente, por mucho que forme parte de su Carrera.
No es un DLC memorable, de todas formas; pero es que tampoco lo fue ningún DLC de anteriores Trials, por mucho que nos encante la saga.
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