La espera ha sido larga, pero una de las secuelas más esperadas de los últimos tiempos llegará finalmente a las tiendas a mediados del mes que viene. Borderlands 3 es un juego que estamos siguiendo muy de cerca en Eurogamer, y la semana pasada pudimos viajar a Londres para jugar durante cinco horas al inicio de la campaña y a un tramo más avanzado en cooperativo. Hoy, por lo tanto, os traemos unas nuevas impresiones de nuestro regreso a Pandora y de las mejoras y cambios en los cuatro pilares que forman la "salsa secreta" de Gearbox para el rey de los shooter looters.
El primer pilar sobre el que se sustenta Borderlands 3 es la historia. Como ya sabéis el juego comienza en Pandora, el planeta que introdujo el primer juego, pero más tarde viajaremos a otros tres lugares buscando las famosas cámaras. No vamos a entrar en detalles para evitar los spoilers, pero en las tres primeras horas de la aventura principal ya hemos visto algún que otro momento impactante que hará las delicias de los fans, un par de personajes bastante memorables, unos diálogos descacharrantes con Claptrap y, en general, un tono a nivel de guión mucho más cercano a Borderlands 2 que a Borderlands 1. Vamos, que por ahora convence y cumple con creces. Donde sí tengo más dudas es en los villanos. En Borderlands 3 ese papel recae en los hermanos Calypso, líderes de la principal facción enemiga y una clara burla por parte de los guionistas hacia los actuales streamers y youtubers, y en estas primeras horas de juego puedo decir que me han parecido interesantes, que poseen carisma, especialmente la hermana, y que tienen algunos detalles graciosos, como cuando se despiden de sus seguidores diciendo "like, subscribe and obey". El problema, sin embargo, es que por ahora creo que quedan por debajo de Jack el Guapo, antagonista de Borderlands 2 y uno de los mejores villanos de la historia de los videojuegos. Entendedme: no es que Tyreen y Troy no sean buenos villanos, simplemente es que Borderlands 2 dejó demasiado alto el listón en ese sentido.
El segundo ingrediente de la receta de Gearbox son los personajes. O las clases, mejor dicho. Al igual que en las anteriores entregas, en Borderlands 3 podemos escoger entre cuatro personajes distintos, cada uno de ellos de una clase muy diferenciada, y personalizarlos a nuestro gusto gastando los puntos de experiencia en tres árboles de habilidades, uno para cada poder elemental (porque, como recordaréis, antes solo había uno por personaje). En el primer gameplay que publicamos en mayo probamos a la sirena, Amara, y a Zane, el operativo, y en esta ocasión hemos podido jugar con FL4K, el domador de bestias. Este nuevo personaje es bastante interesante (y, de hecho, creo que es el que voy escoger cuando salga el juego final), porque utiliza distintos animales salvajes de Pandora como acompañantes. Por un lado tienes una mascota que te puede acompañar en todo momento, como un Skag o una hormigaraña, y luego otros que lanzas como ataques especiales. En mi caso elegí a unos rakks que volaban hacia los enemigos envueltos en fuego y que son bastante efectivos para distraerlos mientras disparas con tus armas normales.
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