Tengo un acertijo para vosotros. Nunca he jugado de verdad a un juego de Tony Hawk, pero he jugado más horas a Tony Hawk's Pro Skater en la PlayStation original que a cualquier otro juego de esa consola. Vale, no es un acertijo especialmente difícil de descifrar: al igual que para muchos otros chavales en aquella época, los CDs con demos eran una línea de vida, y había una demo en concreto que destacaba sobre todas las demás. La demo en el almacén de THPS es legendaria, en parte porque introdujo un género que poco después dominaría el mundo de los videojuegos, y en parte porque es la destilación contenida y perfecta de todo lo que mola de los juegos de skateboarding.
Aquellos dos minutos volaban cerca de la perfección o, mejor dicho, te daban la oportunidad de volar lo más cerca a la perfección posible, usando aquel pequeño pero bien definido almacén con sus rampas y raíles para enlazar combo tras combo en busca de la puntuación más alta. Era demencialmente pura.
La recreación de aquella demo para la futura remasterización no tiene ese nivel de pureza - esta demo es un extra para las reservas, aunque si estás en Estados Unidos puedes conseguirla también comprando el burrito especial de Tony Hawk en un Chipotle (lo que daría para estar en Estados Unidos ahora, porque me valdría cualquier excusa para comer ahora un burrito). Pero al probarla te quedas con la sensación de que Vicarious Visions ha hecho un estupendo trabajo, logrando lo que cualquier remasterización decente de un videojuego se marca como objetivo: que se sienta tan bueno como lo recordabas.
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