Cuando uno abre Pacer respira un aroma que resulta vagamente familiar. No me refiero a su evidente e intencional parecido a Wipeout, de quien toma su inspiración hasta el punto de no querer solo imitarlo, sino directamente ocupar su lugar a la vez que evoca el mito. Me refiero, claro, a Formula Fusion; no en vano, este Pacer no es sino un intento de arreglar los errores cometidos por la anterior incursión en el género y hacernos la de pasar dos veces delante de nosotros y nosotras, como para enseñarnos lo que nos estamos perdiendo por no haberle hecho caso la primera vez.
El hasta qué punto esa táctica de chavalada de instituto en sus primeros flirteos - o de serie de cadena generalista ambientada en un ídem, pero protagonizada por gente de cuarenta años - funciona depende más de las ganas que tengamos que de los méritos del juego en sí. Que no se me malinterprete: este Pacer es, como poco, todo aquello que Formula Fusion tenía que haber sido en su lanzamiento y no logró alcanzar, debido a una colección de bugs notable y a una falta de contenido relativamente alarmante; y aunque el mayor defecto que se le puede achacar es lo mucho que se conforma con simplemente ocupar el puesto que su referente inmediato dejó hace ocho años (menos, si contamos la Omega Collection que salió para PlayStation 4 hace tres veranos), al menos lo hace plantando unas bases sólidas en lo mecánico y en lo visual.
Decía en el primer análisis que realicé sobre su ¿predecesor? que su ambientación, aunque notable en lo técnico, palidecía a la hora de pretender enarbolar un discurso frente a lo potente del futurismo presente en la obra original de Psygnosis; y en ese sentido, pese a continuar una línea muy similar a lo ya intentado con anterioridad, se agradece que no se hayan complicado la vida intentando explicar lo industrial de sus diseños o la falta de colorido de la mayor parte de sus circuitos con historias sobre eventos post apocalípticos o enfrentamientos entre facciones. Algo de eso sigue habiendo, especialmente en un modo carrera que nos hace saltar entre los distintos tipos de prueba en escenarios de temática similar para demostrar nuestra pericia a los mandos de las naves, pero es muy superficial -apenas unas anotaciones por escrito antes del inicio de cada evento- y no distrae nuestra atención de lo que debería de importar más.
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