Los mejores juegos de 2022 que no has jugado: Atari 50

En esta casa hemos comentado muchas veces que los videojuegos saben hacer muchas cosas, pero desde luego homenajear su propia historia no es una de ellas, a menudo reduciendo las efemérides a una simple excusa para atacar al bolsillo apelando a la nostalgia. Pero Atari 50, el recopilatorio publicado en noviembre para conmemorar el quincuagésimo aniversario de una de las pioneras de la industria, es una de las (poquísimas) excepciones que se alejan de la regla.

Sobre el papel Atari 50 es una colección con algo más de un centenar de juegos que representan la larga trayectoria de la empresa fundada en 1972 por Nolan Bushnell y Ted Dabney. En ella encontramos las recreativas que cimentaron su posición como pionera del sector, desde el título que lo empezó todo, Pong, hasta algunos de los mayores clásicos de los setenta y principios de los ochenta, como Asteroids, Centipede, Missile Command o Breakout. De ahí saltamos a la Atari 2600, la primera gran consola doméstica de videojuegos (la Channel F de Fairchild y la Studio II de RCA llegaron un poco antes, pero sus ventas fueron testimoniales), y sus sucesoras, la Atari 5200 y Atari 7800, y terminamos con el Atari 800, un ordenador de 8 bits con el que trataron de competir con las primeras microcomputadoras de Apple, y las que fueron sus últimas propuestas antes de declararse en bancarrota y desaparecer como fabricante de hardware, la Lynx (desarrollada por Epyx) y la Jaguar (promocionada como la primera consola de 64 bits, pese a que este dato es algo engañoso).

La selección de juegos es correctamente representativa de la fuerza creativa de Atari durante sus distintas épocas, con la presencia destacada de algunos grandes clásicos del medio pero también con algún que otro título más oscuro y desconocido que merece la pena descubrir. Siendo, además, un título desarrollado por el estudio Digital Eclipse, a nadie le extrañará si decimos que la calidad de la emulación es impecable y que los distintos juegos incluyen las tradicionales mejoras de calidad de vida, como la posibilidad de guardar la partida, filtros de imagen o marquesinas de alta resolución para maquillar la diferencia entre el ratio de aspecto 4:3 de la época y el 16:9 del hardware actual. Pero llegados a este punto os preguntaréis, con razón, qué tiene todo esto de distinto y destacable respecto al resto de recopilatorios publicados en los últimos años como para que incluyamos Atari 50 en esta serie de artículos. Y la respuesta está en el envoltorio.

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