En ocasiones coinciden en el tiempo una serie de obras que, por casualidades cósmicas, tratan un tema similar desde perspectivas distintas. No es algo que se pueda prever, pero en apenas dos semanas de agosto llevamos ya tres juegos que no solo hablan de la toma de decisiones, sino también de las consecuencias y tratar de deshacernos del control de la predestinación en el contexto del videojuego: Baldur’s Gate 3 con su compleja red de posibilidades, Stray Gods a través de su trama de tragedia griega y ahora el nuevo juego de Deconstructeam, el estudio valenciano responsable de The Red Strings Club y Gods Will Be Watching.
The Cosmic Wheel Sisterhood cuenta la historia de Fortuna, una bruja que cumple una condena de mil años de exilio absoluto sin acceder a la baraja del tarot que le permite usar sus poderes de adivinación. Incomunicada durante doscientos años, toma una decisión drástica y totalmente contraria a las leyes de su aquelarre: invocar al behemot Ábramar para que le ayude a escapar de su vivienda, convertida en cárcel. A cambio de firmar un pacto con un precio impensable, podrá recuperar el contacto con otras brujas y recuperar sus visiones por el futuro; no con un tarot normal, sino con una baraja de su propia fabricación.
La relación entre Ábramar y Fortuna comienza sembrada de desconfianza pero va ganando un tono más dulce a medida que crece la complicidad. Una vez Fortuna es capaz de recibir visitas empezamos a conocer a las brujas que forman su aquelarre, un grupo variopinto con poderes tan únicos como sus personalidades, carismáticas ya desde su propio diseño. El guion de Jordi de Paco sabe navegar entre los momentos de comedia distendida y las puñaladas en el corazón con naturalidad, en particular en unos interludios que desarrollan el pasado de la bruja protagonista y conocemos más acerca del origen de sus poderes.
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