Siempre he sentido cierta fascinación por Devil World, un juego que Shigeru Miyamoto creó para la Famicom a principios de la década de los ochenta. Fue, diría, su primera obra hecha en exclusiva para una consola. Devil's World es una vuelta de tuerca a la fórmula de Pac-Man, una que nunca llegó a Estados Unidos (aunque sí a Europa) porque utilizaba un montón de imágenes religiosas. Diablos, desde luego, pero también biblias y cruces. Siempre me pareció algo extraño e intrigante.
Ahora, por fin, Devil World ha llegado a Nintendo Switch, y he estado jugando a él durante los últimos días. Es extraño, sin duda, ver un juego de Nintendo en el que vas recogiendo biblias y consigues power-ups en forma de cruces, y mirando una captura que tomé con un enorme crucifijo la verdad es que sentí un escalofrío. Pero la iconografía no es, ni de lejos, lo más interesante de este juego.
Como decía, Devil World está claramente inspirado en Pac-Man, y solo por eso ya merece la pena echarle un vistazo. ¿Por qué? Porque aquí Miyamoto trabaja con un diseño jugable muy establecido y reconocible, y construye su propia visión a partir de él (su compañero Takashi Tezuka, aparentemente, no había jugado nunca a Pac-Man cuando empezó a trabajar en este proyecto, pero pronto lo probó y disfrutó mucho de él). ¿Qué hace Miyamoto con esa base?
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