La abundancia de videojuegos de mundo abierto en los últimos años nos ha dejado multitud de joyas en las que la exploración y el descubrimiento son el motor del avance, pero también juegos sobrecargados de iconos donde seguimos una línea amarilla de un punto a otro mientras nos fijamos en el minimapa. El juego que nos ocupa sabe recoger las influencias de los títulos que nos han dado las ideas más interesantes en tiempos recientes, desde la fascinación por el detalle de Breath of the Wild hasta la manera en que Death Stranding pone en el centro de la experiencia el propio desplazamiento como mecánica en torno a la que se sostienen el resto de sistemas.
The Pathless nos cuenta la historia de la última Cazadora, que viaja a una isla para descubrir la causa de la maldición que amenaza con consumir el mundo; para ello tendremos que liberar a una serie de espíritus. Por el camino nos cruzamos con un águila que nos acompañará en nuestro camino, ayudándonos gracias a su gran fuerza que le permite trasladar cargas e incluso levantarnos en el aire y planear.
El nuevo juego de Giant Squid convierte el propio acto de desplazarse por la isla en una de sus mecánicas principales mediante la introducción de los talismanes. Cuando viajemos campo a través veremos unos rombos flotantes a los que podemos disparar con el arco, rellenando una barra que nos permite seguir corriendo sin parar. Hay un cierto elemento de riesgo-recompensa, ya que aunque podemos acertar seguro manteniendo el botón del arco hasta que se rellena la barra, podemos tratar de llenarla solo hasta la mitad, generando una pequeña explosión que llena más la barra y nos da un impulso extra.
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